La violencia de género, violencia machista o violencia contra las mujeres es una consecuencia y símbolo de la desigualdad estructural que sufre la mitad de la población por el mero hecho de haber nacido con una sexualidad y no otra.
En el actual código penal español, son los delitos que comete un hombre contra la integridad moral e intimidad de una mujer que es o ha sido su pareja. Incluye lesiones, amenazas, coacciones…
Antes era muy difícil de detectar, casi ninguna mujer se atrevía a denunciar, pues poco o nada podía esperar del proceso jurídico. Hoy día, afortunadamente, la violencia de género es un problema conocido y existen sistemas de protección para las víctimas.
Descubrir un caso puede ser un momento desagradable y existe una tendencia a la negación. Sin embargo, es vital actuar lo antes posible, la violencia suele aumentar y, de no hacer nada, es posible que acabe en asesinato.
Si alguien conoce de algún posible caso de violencia machista, alguna mujer que está siendo maltratada, debe ponerlo en conocimiento de las autoridades correspondientes para que se lleve a cabo una investigación y la persona que está siendo violentada pueda ser protegida.
Cuestión social y legal
La violencia que sufren las mujeres por parte de personas con las que mantienen o han mantenido relaciones afectivas es castigada por la Ley Orgánica 1/2004. La redacción podría mejorarse, ya que existe un cierto solapamiento con el concepto de violencia doméstica y quedan fuera prácticas de violencia de género que no necesariamente provienen de la pareja.
El concepto de género hace alusión a un entramado sociocultural que establece diferencias de oportunidades y derechos dependiendo del sexo biológico binario. La violencia de género es una forma de violencia estructural.
Panorama actual
La evidencia habla por sí sola, existen datos estremecedores que retratan la situación real que viven las mujeres. Cada año son asesinadas en decenas, continúan excluidas de la mayoría de espacios de poder y la diferencia salarial entre hombres y mujeres todavía es del 23 %.
La cantidad de muertes también es un dato que revela la magnitud del problema, hay más mujeres en el cementerio por machismo que por terrorismo. Es probable que todavía se oculten casos de violencia de género, disfrazados de suicidios o accidentes, o simplemente, con el silencio de las víctimas. Por lo que las cifras reales probablemente sean todavía mayores. A nivel mundial el panorama es todavía peor, en algunos países de ingreso medio y bajo la violencia de género está normalizada.
La sociedad actual tiene como reto erradicar esta fatalidad, construir espacios donde las mujeres puedan vivir a gusto, sin ser discriminadas. El consenso ético y legal sobre la igualdad de derechos ya se ha alcanzado hace mucho, en cambio la tarea de realizar acciones positivas que sirvan para hacerlos valer todavía está incompleta.
Ámbito laboral
Es importante tener en cuenta la responsabilidad social corporativa (RSC), llevar a cabo una actividad económica significa ser un miembro activo de la sociedad y, como tal, el ejercicio de libertades va ligado a las responsabilidades correspondientes (es la única manera de evitar el libertinaje y la ilegalidad).
Las normativas son muy claras al respecto, la discriminación no está permitida. Cualquier persona tiene derecho a un trato justo. Aunque en la práctica continúe existiendo el machismo y las mujeres sigan siendo excluidas de determinados puestos laborales, las herramientas para denunciarlo y buscar legalmente la justicia ya están disponibles.
La Ley del Estatuto de los Trabajadores, en su artículo 37.8, recoge que las víctimas de violencia de género «tendrán derecho, para hacer efectiva su protección o su derecho a la asistencia social integral, a la reducción de la jornada de trabajo con disminución proporcional del salario o a la reordenación del tiempo de trabajo, a través de la adaptación del horario, de la aplicación del horario flexible o de otras formas de ordenación del tiempo de trabajo que se utilicen en la empresa».
Empresas y violencia de género
La legislación incluye una importante inversión en el sector público: contenido en escuelas, campañas de sensibilización, programas de inserción laboral para mujeres que han sido víctimas de la violencia de género y más medidas de acción positiva (también llamada discriminación positiva) que tratan de combatir esos obstáculos que las mujeres padecen.
Es tarea de toda la sociedad caminar hacia el cambio y promover la igualdad. Las empresas tienen un papel fundamental como agentes de socialización en el mundo actual, la cantidad de empleados y las horas que estos pasan vinculados al negocio las hacen espacios fundamentales.
Derechos universales
La política sirve para proteger los derechos de los colectivos vulnerables, como las mujeres. Las iniciativas al respecto son muy interesantes y, tanto para directivos de empresas como para su personal, es posible aprovechar algunos incentivos y cooperar ayudando a mejorar la situación de las víctimas.
La iniciativa privada ya hace años que se ha asentado y existen iniciativas en coalición con el sector público que resultan sumamente recomendables. Por virtud del Real Decreto 1917/2008 de 21 de noviembre las empresas que contraten a víctimas de violencia de género reciben incentivos, también son ofrecidos para movilidad geográfica y para realizar actividades económicas por cuenta propia.
Sensibilización y concienciación social
Una de las estrategias imprescindibles es la sensibilización y concienciación social. Aunque exista un consenso entre expertos, una parte de la población todavía niega que exista un problema.
Cada vez son menos los que no reconocen el machismo, pero mientras exista al menos una persona que crea que las víctimas son responsables de sus pesares, la tarea de informar, sensibilizar y concienciar es necesaria.
En esa labor, la red de «Empresas por una sociedad Libre de Violencia de Género«, impulsada por el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, es un referente importantísimo. La adhesión es una forma jurídica que sirve para llevar a cabo iniciativas activas y comprometerse por fomentar prácticas igualitarias. En la Ley 40/2015 se señala el convenio vinculado.
Además de una comisión de seguimiento, la red implica realizar acciones de sensibilización e inserción. Forma parte del ámbito de la mencionada responsabilidad social corporativa, es una forma de aportar valor a la sociedad, contribuir a mejorar el entorno.
Iniciativas empresariales
Se han llevado a cabo muchos proyectos pioneros que han contribuido a combatir la violencia de género. Muchas empresas ya cuentan con protocolos de actuación que garantizan la seguridad de la denunciante y un proceso justo para depurar responsabilidades.
Hay medidas específicas para proteger las personas en situación de vulnerabilidad, facilitándoles la movilidad geográfica y con flexibilidad respecto al horario de trabajo. Algunas empresas se han centrado en campañas de sensibilización, con mensajes muy influyentes.
Diversas estrategias
La contratación de mujeres víctimas de violencia de género es una de las principales formas en las que empresas puede colaborar a combatir esa lacra. Eulen, por ejemplo, ha dado empleo a más de 200.
Es muy importante evitar que las víctimas caigan en la exclusión social y tener un trabajo digno les proporciona los medios para vivir con decoro. Es necesario luchar contra el estigma social y garantizar que se respeten los derechos humanos.
Algunas corporaciones han sido ingeniosas y han llevado su campaña a una gran trascendencia con obras de teatro y otros productos audiovisuales de gran calidad. La concienciación puede llegar de diferentes formas, las posibilidades son infinitas.
Charlas, grupos de terapia, apoyo psicológico… Cada empresa ha encontrado su forma de incidir en la problemática. Hay algún material que vale la pena destacar, como el Manual Interactivopara facilitar la inserción laboral de mujeres víctimas de violencia de género, lectura obligada para responsables en selección y contratación de personal.
La investigación y documentación ha dejado bases de datos muy interesantes, como la delInstituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades. Los diferentes niveles de gobierno han actuado produciendo sus propios protocolos, campañas de sensibilización y prevención. Hay algunos ejemplo que vale la pena leer. Sigue siendo un tema polémico, por lo que es recomendable, para informarse sobre el tema, utilizar solo fuentes de instituciones oficiales.
Buenas prácticas de género
Determinadas organizaciones ya han logrado implantar buenas prácticas de género. Algunos casos paradigmáticos son:
– La Escuela Ana Bella, proyecto de Danone, ha ganado un premio de la fundación Arborus por su contribución al empoderamiento de las mujeres. La Escuela, fundada en 2011, es un lugar donde víctimas de la violencia de género son ayudadas a regresar (o ingresar) en el mercado laboral.
– Ferrovial Servicios, junto a la Fundación Íntegra, en 2004 llevaron a cabo una campaña de sensibilización llamada “La realidad llama a la puerta”. En ella se hacía hincapié en el valor de incluir laboralmente a personas en riesgo de exclusión social, mujeres víctimas de la violencia y otros colectivos, como discapacitados, que también se encuentran discriminados.
– Repsol también ha colaborado en la inserción laboral de mujeres maltratadas en alianza con la Fundación Íntegra. La iniciativa “Mujeres caminando hacia el empleo” sirve para dar formación y orientación que lleven a construir una vida independiente. Parte de los beneficios son gracias al aumento de la autoestima y optimismo de las víctimas. Psicológicamente es fundamental sentir apoyo.
El listado de iniciativas es grande: formación, inserción laboral, concienciación, sensibilización, apoyo psicológico, flexibilidad horaria, protocolos de actuación, movilidad geográfica…
Muchas iniciativas ya están en marcha, aunque todavía hay áreas de oportunidad y muchas empresas necesitan mejorar en este aspecto y erradicar de una vez por todas la violencia de género.
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Johana Villegas
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